domingo, 5 de diciembre de 2010

Bonnie & Clyde


Bonnie y Clyde fueron unos famosos forajidos, ladrones y criminales de Estados Unidos durante la Gran Depresión. Esta pareja de delincuentes captaron la atención de la prensa norteamericana y fueron considerados como "enemigos públicos" entre 1931 y 1935. Aunque la banda fue conocida por los robos a bancos, Clyde Barrow prefirió el robo a pequeños comercios y gasolineras. Hay numerosas historias de cómo se conocieron Bonnie Parker y Clyde Barrow. La más creíble es la que dice que se conocieron en enero de 1930 en la casa de unos amigos comunes. Bonnie se ausentó de su trabajo de camarera para acompañar a una amiga que se había roto un brazo, que recibió la visita de Clyde Barrow. Al charlar un poco, ellos se reconocieron mutuamente como personas amantes de las armas de fuego y de los coches rápidos. Ella tenía femeninas formas y una rapidez mental envidiable. En cambio, él era robusto y su espíritu oscilaba impredeciblemente entre la ternura y la violencia. Tenían 22 años cuando comenzaron a vivir un gran romance sobre ruedas y a ser perseguidos por la ley. La prensa sensacionalista los ayudó a ganar notoriedad. Sus audaces fugas generaron simpatía en la población porque ridiculizaban a un gobierno jaqueado por la recesión y las autoridades decidieron detenerlos de forma aleccionadora.


Poco tiempo después de su primer encuentro, Clyde fue arrestado y lo condenaron a 14 años de prisión sin contemplar que una mujer enamorada es capaz de cualquier cosa. La delicada Bonnie fue a visitarlo a la cárcel escondiendo dos pistolas en su sensual cuerpo. Cuando los guardias no miraban, se las pasó y él encaró una cinematográfica fuga. Pero no siempre quisieron llevar una vida de prófugos, en una carta escrita de Bonnie a Clyde, ella sueña con una vida normal y corriente:"Sé, cielo, que nunca podrás volver a vivir en Dallas, porque no podrás soportar la horrible fama que te has hecho por aquí. Pero puedes irte a otro lado, buscar un empleo y ponerte a trabajar. Quiero que seas un hombre, nene, y no un matón. Sé que eres bueno y sé que puedes portarte bien".


A pesar de estar palabras, entre 1932 y 1934, la llamada banda de Barrow realizó unas cuantas fechorías raptando a hombres de la ley o atracando establecimientos, normalmente lejos de su hogar y para conseguir el dinero que les permitiera volver a casa. Normalmente, la banda de Barrow no disparaba a nadie, siempre que tuvieran una vía de escape. De todas maneras, se contabilizan diez víctimas, todas a cargo de Clyde. Un ciudadano responsable acabó por denunciar en la Missouri State Highway Patrol a ese extraño grupo de inquilinos que se hospedaban en los apartamentos. A las 16 horas del 13 de abril de 1933, el sargento G. B. Kahler
, de la MSHP, dirigió una redada. Los coches de policía bloquearon las salidas de los coches. Aunque cogidos por sorpresa, la banda respondió con rapidez y consiguieron matar a dos policías antes de poder huir. Con las prisas se dejaron la mayoría de sus posesiones en el apartamento donde se cobijaron, incluyendo la cámara con las que habían hecho las fotos que ya formarían parte de la leyenda. Estas fotos fueron difundidas por todo el estado. A partir de ese momento, Bonnie y Clyde tuvieron que utilizar sombreros y abrigos para ocultar su identidad. Conocidos por todo el país, tuvieron varias emboscadas sin éxito alguno por parte de las autoridades, debido a la cantidad de denuncias de los ciudadanos dada la fama obtenida en la época. Acosados, Bonnie y Clyde pasaron sus últimos días como prófugos sin la excitación de otras épocas. En ese clima de introspección, la muchacha escribió un poema que decía: “No son tan despiadados como los muestran / tienen un temperamento rudo / odian a todos los guardianes de la ley / a los soplones, a los buchones y a los desertores”.


Bonnie y Clyde fueron asesinados el 23 de mayo de 1934, en una carretera secundaria Cerca de Bienville Parish (Louisiana). Murieron a causa de una emboscada de cuatro oficiales de policía de Texas y dos de Louisiana. Según el levantamiento de los cadáveres, el coche contaba con un total de 167 agujeros de bala. Los oficiales tuvieron órdenes específicas de vaciar los cargadores de sus rifles y de sus pistolas. Según las declaraciones de Ted Hinton y Bob Alcorn: “Cada uno de nosotros tenía una pistola, una ametralladora y un rifle automático. Abrimos fuego con las automáticas. Se vaciaron antes de que el coche llegara a nosotros. Entonces usamos las ametralladoras. Había humo en el coche, y parecía que se iba a incendiar. Después de vaciar las ametralladoras, vaciamos las pistolas en el coche, que pasó por delante de nosotros y rodó 50 yardas por la carretera. Continuamos disparando incluso después de que el coche se parase. No teníamos otra alternativa.” Las versiones narradas por policías, cazarrecompensas y mercenarios eran tan contradictorias que en vez de desatar los festejos soñados, impulsaron una ola de críticas y los testigos denunciaron un sinfín de irregularidades.

No sólo no les dieron la señal de alto ni la oportunidad de rendirse pacíficamente sino que, además, después se dedicaron a limpiar la escena del crimen y robaron las pertenencias de los dos prófugos para venderlas como souvenirs, mientras que el cuerpo de Clyde fue trozado con saña. En su artículo "Bonnie and Clyde: Romeo and Juliet in a Getaway Car", el escritor Joseph Geringer explica que Bonnie y Clyde gozaron de la simpatía de parte de la sociedad norteamericana, comparándolos con unos Robin Hood modernos y que, gracias a su muerte trágica, los encuadró en la leyenda. Tal y como pasó con Jack el Destripador, se puede considerar a Bonnie y Clyde como los primeros criminales famosos de la era moderna y su leyenda será perdurable en el tiempo al igual que el inmenso “amor entre balazos” que se predestinaban uno sobre el otro.


El amor nunca muere. Eso dicen los poetas románticos y los seductores empedernidos aunque pocas veces sea cierto. Sin embargo, nadie puede negar que hay amores que sobreviven a sus protagonistas. Este es el caso de Bonnie Elizabeth Parker y Clyde Barrow, la pareja de asaltantes que los estadounidenses aprendieron a temer y admirar con igual intensidad. El trágico final del bravo Romeo y la astuta Julieta provocó que al entierro asistieran 20 mil personas. Su violenta muerte no sólo inspiró normas que hoy rigen la labor policial sino también un apasionante mito que sigue creciendo. Todavía, cada año, miles de parejas visitan el lugar de masacre en la Autopista 154 al sur de Gibsland, Louisiana. No lo hacen para seguir sus malas artes, sino para prometerse el mismo amor que unió a Bonnie y Clyde.

sábado, 25 de octubre de 2008

Marilyn Monroe y John F. Kennedy

El 5 de agosto de 1962, el mundo se despertó sin su símbolo sexual, Marilyn Monroe, se había “suicidado”.

Su deceso se cubrió de un halo de misterio. Fue encontrada sin vida por su criada, tendida sobre la cama, con el teléfono descolgado, en su casa el 5 de agosto de 1962 a las 3 y media de la madrugada, a la edad de 36 años. De la ambulancia, que llevaba estacionada 5 horas, salieron enfermeros, que entraron escoltados por personajes del gobierno y fueron los primeros en entrar al departamento. Una asesora del departamento creyó reconocer a Robert Kennedy.


El informe policial calificó el suceso como probable suicidio, si bien se han barajado otras posibilidades, incluida la del asesinato. Un testigo afirmó que, mientras era retirado el cuerpo, uno de los presuntos enfermeros aplicó una inyección entre los pechos de la actriz ya fallecida. Muchas conjeturas de asesinato han apuntado a la familia Kennedy y a J. Edgar Hoover. La autopsia jamás reveló el menor rastro de barbitúricos en el estómago de la actriz, y sus órganos vitales, que fueron extraídos para un análisis más concienzudo, desaparecieron misteriosamente.

A partir de ahí se iniciaría una campaña para ocultar la verdad sobre los hechos. El objetivo de esta conspiración era encubrir la secreta y larga aventura amorosa de la Monroe con el entonces presidente de los Estados Unidos Jhon F. Kennedy, y luego con su hermano, el procurador general Robert F. Kennedy; ella sabia demasiado, había que eliminarla. Ni el presidente, ni Bobby Kennedy podían permitirse verse involucrados en un escabroso escándalo con matices sexuales, estilo Hollywood, pero con Marilyn Monroe, quizá la más legendaria de las diosas sexuales, en medio de ellos, eso exactamente es lo que habría sido: escabroso.

El famoso “diario rojo” de la Monroe, según se ha sabido en las ultimas décadas, contenía secretos de estado, entre ellos una conspiración para derrocar a Fidel Castro; un diario que llevaba para recordar las conversaciones con sus famosos amantes. Después de su muerte el “diario rojo” desapareció en las oficinas del medico forense cuando su cuerpo y algunas de sus pertenencias fueron entregadas para su autopsia, el inventario de dichas pertenencias fue alterado.

El hecho es que el clan Kennedy nunca aceptó que John y Robert Kennedy se relacionaran con ella, primordialmente por la intervención de J. Edgar Hoover, quien sospechaba que la actriz sostenía peligrosas relaciones con comunistas de la época, que se acrecentaron mientras sostenía su amistad con los Kennedy. Ella, supuestamente, poseía información que podía afectarlos gravemente.
Puede que Marilyn se engañase una vez más al pensar que John F. Kennedy querría salvarla de sus cataclismos. Lo cierto es que ella se imaginó que le amaba. Acaso aquello no duró más que un parpadeo. Las contradicciones entre los biógrafos hacen difícil descifrar la maraña.

Existen datos de un primer encuentro con John F. Kennedy, en octubre de 1961, en una fiesta celebrada en la casa que Patricia (la hermana del presidente) y Peter Lawford tenían en Santa Monica.Supongamos que las cosas ocurrieron entonces, o más tarde, en casa de Bing Crosby, según la fantasía de Carol Oates. El presidente le habría pedido a Lawford que despejase el campo y le preparase en bandeja a la actriz rubia en la cabaña de la piscina. Lawford podría haber sugerido que era un riesgo innecesario, que Marilyn era un ser inestable, y por tanto, peligroso, había abortado varias veces, esnifaba cocaína, era adicta a los barbitúricos y una suicida en potencia. Además tenía amigos comunistas. El presidente habría dicho que sólo quería un revolcón con ella.

Un poco más tarde, el joven padre de todos los americanos, el elegante príncipe de la política, estrechaba a la paloma, a la huérfana de piel blanca, ella emocionada ante el deseo desbocado de él, ávida de verdadera intimidad. El presidente tenía voz de hipnotizador, al principio le susurraba palabras dulces, mi nena, decía, no se parecía a ningún hombre que ella hubiera conocido, él era un personaje de la Historia, y el personaje de la Historia fue subiendo el tono de las palabras en la caseta de baño. Ahora decía cosas groseras mientras hacían el amor, y ella sintió vergüenza porque imaginaba que los guardaespaldas estarían cerca.

El presidente de los Estados Unidos le dijo que era fantástica, a ella, a Norma Jean, a la niña a la que habían maltratado en los orfanatos. Me vuelves loco, nena, te llamaré pronto. Marilyn preguntó: ¿quiere mi teléfono, señor presidente?, porque no lo tiene nadie, es secreto. El hombre poderoso respondió: ningún número es secreto para mí. Empezaron las llamadas nocturnas. Ella se acababa de trasladar a una casa nueva en California. Sus gurús de la psique le recomendaban mayores dosis de nembutal. Estoy enamorada de un hombre importante, todo va a cambiar, decía ella. ¿Por qué tardaban tanto en verse otra vez?


Cuando aquellos dos tipos de la limusina la trataron como a una cualquiera al conducirla a un lujoso hotel de Manhattan, su ansiedad se disparó del todo. Entró en la habitación del hombre poderoso temblando sobre sus altos zapatos italianos, vio la cama deshecha con las huellas de otra mujer. El estaba desnudo, apestaba a whisky y la obligó a inclinarse sobre su sexo, sin una palabra.Ella hubiera querido decir, presidente, soy una gran actriz, mis sábanas huelen a Chanel nº 5, no me trate como a una vulgar prostituta. Pero no tuvo valor. Se empastilló hasta el alma para cantarle unos meses más tarde el cumpleaños feliz en el Madison Square Garden. Todavía estaba colada por él, pero sabía que todo había terminado. Marilyn murió tres meses más tarde en su casa de California.

viernes, 24 de octubre de 2008

Adolf Hitler y Eva Braun

El Führer no parecía ser un hombre de carne y hueso; se le desconocía toda relación privada, nada se sabía de sus diversiones, sus amistades o sus debilidades íntimas; tan sólo sus colaboradores Hess, Goebbels, Göring y otros que más tarde ocuparán los cargos importantes del Reich tenían acceso a su persona y lo acompañbaan como sombras. Su principal afición era tomar el té con su gran amor, Eva Braun, a la que había conocido en Berchtesgaden en 1929, cuando ella contaba diecisiete años. Se trataba de una joven rubia y sonrosada, de aspecto fresco y sano, tal como le gustaban a Hitler y como convenía a su ideal ario. Su carácter alegre y despierto hizo que esta mujer se convirtiese en compañera inseparable del Führer, aunque nunca llegaría a ser oficialmente la primera dama de Alemania.

Una noche de octubre, en 1929, la nueva asistente del estudio fotográfico Hoffmann en Munich, Alemania, se sonrojó al descubrir a un cliente mirando sus muslos mientras ella, subida en una escalera, extraía unos documentos de un archivo difícil de alcanzar. Un poco mas tarde, le preguntó a su jefe, Heinrich Hoffman: '¿Quién es ese hombre del bigotito raro?' . Hoffman quedó sorprendido de que la joven no lo hubiera reconocido y le dijo que era Adolfo Hitler. Así fue que Eva Braun conoció a su primer y único amor.


Su mente era tan superficial, que en 1929 tenía sólo una vaga idea de lo que era el partido nazi (que para ese entonces contaba ya con casi medio millón de miembros). De lo que si Eva rápidamente se dio cuenta, fue de que la persona que podría ayudarla a salir de su mediocre situación era el hombre del bigotito raro. Por eso comenzó a quedarse en el estudio después del trabajo, para escudriñar los catálogos de fotos de Hitler y sus esbirros. Ella se rellenaba el sostén con papel tisú, pues había escuchado a Hoffman decir que el líder nazi tenía preferencia por las chicas de senos grandes. Poco a poco, el futuro Führer comenzó a enviarle pequeños regalos y notas.

Con su habitual excentricidad, su primera ofrenda fue una orquídea amarilla acompañada de un retrato de si mismo, autografiado (sus regalos, nunca fueron muy expléndidos). Eva se sentía halagada, pero pasó un año, antes de que Hitler le hiciera una invitación. Las salidas eran siempre iguales: cenar en su restaurante italiano favorito o ir a la ópera, donde Eva se aburría soberanamente. Testigos de aquellas salidas dicen que, durante este período, su relación era de padre/hija; ocasionalmente, Hitler le daba palmaditas en la mano llamándola 'Mein Sonnenschein' (mi rayo de sol).

Su relación con Adolf Hitler empezó en 1930, antes de la muerte de Geli Raubal, la sobrina de Hitler. Eva mentía a sus padres diciéndoles que hace horas extra. Hitler investigó sobre su pasado, ya que no quería sangre judía en la que será su amante, pero ella quiere casarse. Pensaba que "los hombres muy inteligentes deben estar con mujeres primitivas y necias que los dejen descansar". Aunque Eva pasa gran parte de su vida esperando a Hitler, prefiere morir antes que separarse de él.


Durante los primeros meses de su romance, Eva tenía que soportar ver a Hitler con alguna aristócrata cargada de diamantes o del brazo de una 'vamp' del cine alemán, mientras que ella debía permanecer oculta, desconocida, sola. Su verdadero estatus era conocido sólo por unos cuantos amigos y oficiales del partido nazi. En su inexperiencia, no sospechaba que él tenía relaciones íntimas con ellas. En realidad el líder alemán era tremendamente promiscuo e incluso estaba involucrado en una aventura amorosa con Geli Raubal, su sobrina de 23 años. En septiembre de 1931, cuando Geli se enteró que él tenía una amante fija, una noche mientras su tío Hitler dormía a su lado, ella tomó la pistola y de un disparo en el pecho se quitó la vida.

Meses después, Eva presa de la desesperación y posiblemente pensando en Geli, se pegó un tiro; sin embargo su puntería era tan mala o estaba tan nerviosa que la bala solo le rozó el cuello. En 1935 hizo un segundo intento de suicidio; tomó pastillas para dormir, pero su hermana Ilse la encontró. En esta ocasión, Hitler le obsequió una villa privada en un suburbio de Munich y, al fin, la presentó a su círculo de íntimos.

Poco a poco, Eva logra ocupar un espacio en la vida de Hitler. Él la llama "conejita" o "tontita"; ella, "mi Führer", y lo tutea. Comienza a recibir obsequios: dos perritos, abrigos de piel, un piso que pronto llena de regalos. Viaja con él como "secretaria privada", o la llama por teléfono todos los días. Se encuentran y Hitler entrena con un tensor por las mañanas, para poder mantener luego el brazo extendido durante horas en los desfiles. Pero evitan que los vean juntos. En el refugio de Obersalzberg, Eva pasará gran parte de su tiempo entre 1936 y 1945.

En ese tiempo Eva vivía con una serie de reglas -impuestas por Hitler- más estrictas que las del hogar de sus padres: no podía escribir cartas ni llevar un diario: ni silbar, porque a Hitler le molestaba; ni hablarle antes de que él se dirigiera a ella, etc. La influencia de Hitler sobre Eva Braun era muy poderosa; tratando de complacer al dictador, ella estaba obsesionada con su apariencia física, e incluso su color de pelo 'ario'.... era teñido. Eva no entendía que era justamente su forma de ser común, sencilla, lo que a él le gustaba. 'Mientras más 'grande' el hombre, más insignificante debe ser la mujer' solía decir el Führer.

Era una mujer atlética, de una atractiva belleza pasiva, risueña y alegre, muy dada a participar en las fiestas sociales. No obstante, Hitler no se mostraba en público con ella por razones de prestigio, y tampoco en círculos restringidos si había alguna visita importante, así que pasaba el tiempo encerrada en los apartamentos de Hitler de Berlín, Múnich o en el Berghof. Cuando dejaba que apareciese a su lado, la trataba como a una reina, y además de respetarla, siempre estuvo pendiente de que nadie le hiciera daño, porque en realidad la amaba.

En pleno sitio, estando a unos centenares de metros las fuerzas rusas, Hitler contrajo matrimonio con ella el 29 de abril de 1945. El día siguiente, ambos entraron en el despacho; antes Hitler mandó fusilar al cuñado de Eva, Hermann Fegelein, por intento de evasión y complicidad con Himmler en su traición. Al ser informada de este incidente, Eva interviene ante Hitler diciéndole: —Es joven, y su mujer espera un hijo, el único de la familia —implora—. No querrás que sea un huérfano. Hitler ordena su ejecución, y dice a Eva: —Es un traidor. Hay que ser implacable. No olvides a Mussolini y Ciano. Eva, impresionada por aquel paralelo histórico, deja de oponerse. —Tú eres el Führer —le dice—. Los asuntos de familia no tienen ya importancia.


Así, a 16 metros bajo tierra, Eva pasa las últimas semanas de su vida en el búnker. Hubiera podido salvarse, pero no quiso abandonar a su amante. El, como premio, la convirtió en su esposa. Vestida de tafetán y con sus joyas, firma por primera y única vez con el nombre de Eva Hitler. Tras la ceremonia se hace una fiesta y, durante la noche de bodas, fue cuando Hitler mandó a fusilar al cuñado de Eva por intento de evasión.

A las 3:30 de la tarde del 30 de abril de 1945 ambos entran al despacho de Hitler. Eva recibe una dosis de cianuro y una pistola, Hitler masca la ampolla y se pega un tiro en la cabeza. Eva no alcanza a percutar la pistola, muere por el veneno.

Hitler confió a su amigo Himmler que al morir volvería a reencarnar y que se casaría en la próxima vida con Eva Braun, "ya que en estas épocas le era imposible", denotando las creencias espirituales del dictador.

La Reina de Saba y Salomón

La sorprendente vida de la Reina de Saba, hermosa mujer dotada de una inteligencia y diplomacia excepcionales, cuyas leyes a favor de los derechos de la mujer, y, sobre todo, su juramento de perpetua virginidad, parecieron marcar un destino cuyo rumbo quedó alterado tras su encuentro con el amor y el placer encarnados en el rey Salomón. No se sabe bien su identidad, ni nacionalidad, pues ha sido durante mucho tiempo un tema de debate, pero lo que nadie discute es la tórrida historia de amor vivida entre estos dos monarcas.

Las referencias que tenemos de la reina de Saba son todas en relación con su visita a Salomón. Según estos escritos y leyendas orales, conocida la existencia de esta reina por Salomón éste le envió un mensaje ,casi un ultimátum, a lo cual la reina le respondió enviándole un inmenso tesoro lo cual irrito a Salomón contestándole que todo eso no tenia valor comparado con el valor de la sabiduría no dejándole mas opciones a la reina que realizar un viaje en persona de mas de 1000 km por el peligroso desierto arábigo para realizar un trato personal con Salomón del cual ya tenia referencias contadas por los mercaderes de las caravanas de su sabiduría de su poder de hablar con los animales e incluso de comunicarse con los espíritus. Al encontrarse, y a pesar de las 700 mujeres "legales" y las 300 concubinas que tenía Salomón, se enamoraron mutuamente, quedando ella admirada de los conocimientos de él y él de la inteligencia y hermosura de ella.


Según la leyenda la mítica reina de Saba (bilquis para los árabes) fue engendrada por una mujer amante de un consejero del rey y cuando nació fue entregada al espíritu umaya que la confino en un remolino del desierto los llamados turbaneras este espíritu le pidió que fuera la nueva reina de Saba destronando a un rey malvado y tirano , ella accedió logro entrar en las habitaciones reales lo mato y se proclamo la nueva reina de Saba.

Según nos relata el Corán Salomón había enviado un cuervo en busca de una apreciada abubilla este la encontró en un lejano oasis llamado el jardín de los dos paraísos la abubilla contó a Salomón que allí moraba una hermosa y rica reina Salomón enrollo un escrito a la abubilla encomendándola que se lo entregara a esta reina dándole casi un ultimátum para que se rindiera a su reino.

Siguen contando los textos bíblicos que cuando la reina llego a Jersusalem quedo deslumbrada por el templo y por la sabiduría de Salomón quedándose tres años en Jersusalem y logrando un tratado de no agresión y comercio entre estos dos reinos, al contrario de como se la ha retratado en el cine solo intimaron la ultima noche ya que ella siempre se negó y gracias a que Salomón (muy mujeriego) trazo un plan, con la excusa de la despedida alargo hasta tarde la estancia de la reina en su palacio , le conmino a que dadas la hora se quedara a dormir en el palacio pero ella le hizo prometer que nada intentaría el, el rey accedió pero con una condición que ella no cogiera nada del palacio, aun enfadada por ser tratada de ladrona estuvo de acuerdo con el trato , los sirvientes de Palacio dejaron una vasija con agua al lado de su cama, cuando esta se disponía a beber una mano la sujeto era la del propio Salomón dijo tu no cumpliste tu parte yo no cumpliré la mía entrenándose los dos a una noche de pasión de la cual la reina engendro a su único hijo Menelik.

Cuando la reina se dio cuenta que estaba embarazada emprendió nuevo viaje hacia sus tierras. Veinte años después, su hijo Menelik regresó para conocer a su padre, quien inmediatamente al notar el gran perecido, lo reconoció y le ofreció toda clase de honores. Según la tradición etíope, Menelik viajó a Jerusalén a ver a su padre, quien lo recibió con alegría y lo invitó a quedarse para gobernar tras su muerte. Pero Menelik rechazó la oferta y decidió regresar. Abandonó la ciudad con nocturnidad y llevándose consigo la reliquia más preciosa, el Arca de la Alianza, y la trasladó a Aksum, donde todavía se encuentra hoy, en una cámara especialmente construida para ello en la Iglesia de Santa maría.

Sabemos que Salomón existió históricamente, sabemos que el reino de Saba existió, también que hubo relaciones entre los dos reinos, en Jerusalem se han encontrado objetos de este reino que así lo atestiguan solo nos queda confirmar la existencia histórica de esta reina aun hoy en el Yemen muchas niñas llevan el nombre de Bilquis
(el nombre en árabe de esta mítica reina) cuando se puedan seguir la excavaciones del templo es muy probable que se pueda dar por sentado que ella también existió históricamente.


Descrito tanto en la Biblia como en el Corán, el legendario romance ha dado pie a lo largo de la historia para generar desde poesía épica hasta superproducciones hollywoodenses, pasando por supuesto por novelas y magníficas óperas. Ahora bien, lo que no se sabe con absoluta seguridad, más allá de la identidad y la nacionalidad de la bella reina, es si realmente existió o simplemente ha sido una extraordinaria leyenda que comenzó a gestarse antes de Cristo y continúa hasta nuestros días. De todos modos, muchas son las historias que se cuentan de ella y aunque ni la nacionalidad ni su nombre están claros, podemos decir, por ejemplo como ya se dijo anteriormente que los árabes la conocen como Bilquis, los griegos como Minerva Negra, y para los etíopes es Makeda.

Cabe destacar que arqueólogos alemanes han encontrado los restos del palacio de la legendaria reina de Saba en la localidad de Axum, en Etiopía, y desvelado con ello uno de los mayores misterios de la antigüedad, según ha anunciado la Universidad de Hamburgo. Las investigaciones han revelado que el primer palacio de la reina de Saba fue trasladado poco después de su construcción y levantado de nuevo orientado hacia la estrella de Sirius, destacan en un comunicado los arqueólogos que han encontrado los restos de esta residencia del siglo X a.C. bajo el palacio de un rey cristiano. Según su hipótesis, Menelik I, rey de Etiopía e hijo de la reina de Saba y del rey Salomón de Jerusalén, fue quien ordenó levantar el palacio en su lugar final. El hallazgo de este palacio resuelve algunos de los misterios que rodean a esta reina, sobre la que hablan centenares de leyendas, relatos de la Biblia o del Corán.

Katharine Hepburn y Spencer Tracy

Rebeldes dentro y fuera de la pantalla. Su energía era un grito de vitalidad allá por donde iban. Y se conocieron. Las circunstancias no eran las más idóneas –él estaba casado, desde 1923, con Louise Treadwell-, pero algo les dijo que estaban hechos el uno para el otro y se lanzaron a la aventura de amarse con trabas. Uno de los legados más maravillosos que dejó el cine norteamericano de los años 40, 50 y 60 fueron las nueve películas que rodaron juntos Katharine Hepburn y Spencer Tracy. ¡Qué pareja tan formidable hacían estos dos actores, estas dos leyendas, estas dos estrellas que nunca se apagarán mientras tengamos sus imágenes en la pantalla!


La conversación que mantuvieron al conocerse es una perfecta definición de lo que fue el romance entre Katharine y Spencer. "Me parece, señor Tracy, que es usted demasiado bajito para mí", le dijo ella. Josep L. Mankiewicz, que les estaba presentando antes de rodar La mujer del año, fue quien le dio la réplica: "No te preocupes, Kate, Spencer te humillará hasta rebajarte a su altura". Hablaba de cine, por supuesto, pero sentó las bases de la relación que mantendrían durante los siguientes 25 años.

Para entonces él se había convertido en el mejor actor de cine del momento. Louise Treadwell, su mujer, con la que tuvo dos hijos, se contentaba con su papel de señora de Tracy y trataba de mirar para otro lado ante las aventuras de su marido con actrices como Myrna Loy, Joan Crawford o Ingrid Bergman, pero le perdió para siempre, aunque nunca llegaran a divorciarse, cuando se inició el rodaje de La mujer del Año, una comedia romántica con tintes feministas en la que Tracy y Hepburn estaban tan espléndidos como enamorados.


Spencer nunca se divorció de su esposa, que padecía una enfermedad de la que el actor se sentía responsable, pero aún así vivió una apasionada historia de amor con Katharine. Ella le cuidó durante sus últimos años de vida, ella soporto la adicción al alcohol de Spencer y ella lidió con sus bajones profesionales. Él la adoraba, pero nunca pudo estar sólo con ella. "¿Qué podía hacer? Le amaba y lo único que quería era estar con él", dijo en una ocasión Katharine, que nunca pudo formar una familia por este amor.

Mantuvieron residencias separadas y en general no llegaban juntos a los actos sociales. Él hablaba de forma regular con su esposa, y en una ocasión, mientras Kate trataba de acostar a Tracy en un hotel de Beverly Hills, el actor, completamente borracho, le cruzó la cara con el dorso de la mano. Pero ella le amaba y quería estar con él. “Si le hubiera dejado, los dos habríamos sido desgraciados”, cuenta en el libro.


Cuando lo ingresó en un hospital sabiendo que la muerte de Tracy era inminente, telefoneó a su esposa y se retiró discretamente. Ella nunca visitó la tumba de su gran amor.

Lo más interesante de esta pareja es como dos actores tan diferentes fueron capaces de crear una unión tan perfecta, una compenetración tan deliciosa que, aún hoy, sesenta años después de su primera película sus interpretaciones siguen estando tan vívidas, frescas y sorprendentes como entonces.

El legado que nos dejó esta pareja es impresionante. La mujer del año, La llama sagrada, Sin amor, Mar de hierba, El estado de la unión, La costilla de Adán, Pat y Mike, Su otra esposa y Adivina quién viene esta noche. Nueve películas que forman parte ya de la historia del cine, sobre todo esa gloriosa lucha de sexos que protagonizaron estos dos monstruos en La costilla de Adán o el alegato en favor de la igualdad entre razas que se esconde bajo los enredos cómicos de Adivina quién viene esta noche. Katharine y Spencer eran geniales. Y lo siguen siendo.


“Por primera vez comprendí verdaderamente que era más importante amar que ser amada”, asegura la actriz en Recordando a Kate. La biografía íntima de Katharine Hepburn (Lumen), de A. Scott Berg. La relación no fue nunca un camino de rosas, pero Katharine Hepburn se rindió al amor como nunca lo había hecho antes. Su biógrafo dice que les unió su pasión por el chocolate negro, pero lo cierto es que cuando A. Scott Berg se presentó en 1983 en la casa de la actriz para hacerle una entrevista, Katharine Hepburn, que tenía millones de admiradores, llevaba una existencia demasiado solitaria, reducida a tratar exclusivamente con su familia.


Se había esforzado tanto por echar a la gente de su lado que al final le quedaban muy pocas personas con las que pudiera hablar de conocidos como Howard Hawks, Cary Grant o George Cukor. Así que entre la actriz y el biógrafo se inició una profunda amistad que se prolongó durante veinte años y que ha reflejado en toda su intensidad en Recordando a Kate, la biografía que acaba de aparecer en España y que se publicó con la condición que ella impuso: que sólo viera la luz cuando estuviese muerta.

No obstante he de comentar lo siguiente, que no me lo creo mucho, pero es una información que no puedo pasar por alto ya que está por todos sitios en Internet y además dicha información se ha sacado de una nueva biografía que publicaron de Katharine Hepburn. La relación que durante años mantuvieron Katharine Hepburn y Spencer Tracy hizo correr ríos de tinta en la era dorada de Hollywood. Sin embargo, ese amor tan apasionado como imposible (Tracy estaba casado y era católico) era pura comedia, según revela William J. Mann en una biografía de la actriz recientemente publicada en Estados Unidos. «Kate: La mujer que fue Hepburn» asegura además que la actriz, fallecida el 29 de junio de 2003, era lesbiana.


Khatarine Hepburn, conocida por todos como «La eterna soltera» o «La otra», jamás tuvo una relación amorosa o mucho menos sexual con Tracy. La razón, según escribe William J. Mann, es obvia : Hepburn era lesbiana. La pasión demostrada hacia Tracy era una cortina de humo que ocultaba sus relaciones homosexuales. Las afirmaciones del autor sobre el tema, que van más allá de todo lo escrito hasta ahora, son tan audaces que apuntan que Tracy, católico y casado (excusa que usó la pareja para no contraer matrimonio) también era homosexual además de demasiado aficionado al alcohol.

martes, 21 de octubre de 2008

Narciso y su reflejo

En la mitología griega, Narciso era un joven conocido por su gran belleza. Acerca de su mito perduran varias versiones. En primer lugar, hablaré de la versión helénica del mito.

Se trata de una historia moral en la que el orgulloso e insensible Narciso es castigado por los dioses por haber rechazado a sus pretendientes masculinos. Se cree que es una historia moralizante dirigida a los adolescentes griegos de la época. Hasta hace poco la única fuente de esta versión era un fragmento de Pausanias (9.31.7), 150 años posterior a Ovidio. Una versión muy similar fue descubierta en el llamado "Papiro de Oxyrhynchus" en el año 2004, una versión muy anterior a la de Ovidio en al menos unos cincuenta años.

En la historia helénica el joven Ameinias ama a Narciso pero es rechazado cruelmente por él. Como una forma de burlarse de Ameinias, Narciso le entrega una espada, que Ameinias utiliza para suicidarse ante las puertas de la casa de Narciso, mientras reza a la diosa Némesis pidiéndole que Narciso un día conozca el dolor del amor no correspondido.

Esta maldición se cumple cuando Narciso se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque e intenta seducir al hermoso joven sin darse cuenta de que se trata de él mismo hasta que intenta besarlo. Entristecido de dolor, Narciso se suicida con su espada y su cuerpo se convierte en una flor.

La versión romana es distinta. En la versión contada por Ovidio, la ninfa Eco se enamora de un vanidoso joven llamado Narciso, que era hijo de la ninfa Liríope ("la que tiene forma de lirio"). Céfiso, un dios del río, se había sentido atraído por Liríope y la había rodeado con sus corrientes, atrapándola y concibiendo un hijo con ella.

Preocupada por el bienestar de su hijo, Leirope decidió consultar al vidente Tiresías sobre el futuro de su hijo. Tiresías le dijo a la ninfa que Narciso viviría hasta una edad avanzada mientras nunca se conociera a sí mismo.

Tiresías predijo que si se veía su imagen en un espejo sería su perdición, y así Liríope evitó siempre espejos y demás objetos en los que su hijo pudiera verse reflejado. Narciso creció así hermosísimo sin ser consciente de ello, y haciendo caso omiso a las muchachas que ansiaban que se fijara en ellas.



Un día mientras Narciso estaba cazando ciervos, la ninfa Eco siguió sigilosamente al hermoso joven a través de los bosques, ansiando dirigirse a él pero siendo incapaz de hablar primero, ya que la diosa Hera la había maldecido a sólo poder repetir lo que otros decían. Cuando finalmente Narciso escuchó sus pasos detrás de él preguntó: "¿Quién está ahí?" y Eco respondió: "¿Quién está ahí?", y continuaron hablando así, pues Eco sólo podía repetir lo que otros decían, hasta que Eco se mostró e intentó abrazar a su amado. Sin embargo, Narciso rechazó a la ninfa y le dijo vanidosamente que le dejara en paz, y se marchó dejándola sola. Eco quedó desconsolada y pasó el resto de su vida en soledad consumiéndose por el amor que nunca conocería hasta que sólo
quedó su voz.


Por lo que se refiere a Narciso, un día sintió sed y se acercó a beber a un arroyo, quedando fascinado por la belleza de su reflejo, por lo que no se atrevió a beber por miedo a dañarlo e incapaz de dejar de mirarlo. Ovidio escribió: "No sabe qué es lo que ve, pero lo que ve le quema". Finalmente murió de inanición contemplando su reflejo y la flor que lleva su nombre creció en el lugar de su muerte.

En otras versiones, sin duda influenciadas por la versión helénica, se dice que otra muchacha que también había sido rechazada por Narciso rezó a la diosa Némesis para que lo castigara por su vanidad.

En otras versiones también se dice que Narciso es atormentado en el Inframundo contemplando un reflejo que no corresponde a su amor, o que Narciso, enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y se lanzó a las aguas muriéndose ahogado.

lunes, 27 de agosto de 2007

Enrique VIII y Ana Bolena

Al representar una obra de teatro para el rey Enrique VIII, dicho rey queda flechado con la hermosura de Ana y empieza a cortejarla. Pero Ana tenía bien claro que no iba a ser amante del rey; su propia hermana María lo había sido. Ella aspiraba a algo más, era más inteligente. Tenía unos ojos hermosos, una gracia única; su facilidad para tocar instrumentos musicales, bailar y declamar la hacían una mujer muy atrayente.

Obviamente, Enrique se enamoró de ella, incluso se separó de la Iglesia Católica, de la cual lo habían llamado "Defensor" para poder dejar a su legítima esposa, Catalina de Aragón y declarar bastarda a su hija María Tudor. Asesorado por Thomas Cromwell se declara Jefe de la Iglesia en Inglaterra e instituye el Anglicanismo. Y así, el 25 de enero de 1533 por la noche, sin invitados ni avisos, contrae matrimonio con Ana Bolena, creada Marquesa de Pembroke por el rey, para que ella tuviera un rango noble. Ana se vengó del Cardenal Tomas Wolsey, consiguiendo que Enrique lo mandara a la Torre y le quitara su palacio de Hampton Court y sus bienes. Sin embargo, el Cardenal muere un poco antes de llegar a su destino final; pero esto es una demostración de que la ambición y el poder habían hecho presa de Ana.

"La Más Feliz de las Mujeres" como ella misma se llamó al poder casarse con Enrique. Intentó con ahínco tener un heredero y, por fin, cuando quedó embarazada, una bruja le vaticinó que tendría el más grande monarca inglés. Sin embargo, tuvo una niña a la cual llamó Isabel, como la madre de Enrique. Enrique se decepcionó muchísimo, inclusive dijo que había sido embrujado por ella y que le había mentido. Ana intentó tener otro heredero, el cual perdió, y con él también su favor ante el rey, quien ya había conocido a una de sus damas de compañía, una mujer regordeta y no muy agraciada cuyo lema era "Nacida para obedecer y servir". Esta mujer era Juana Seymour, apoyada por el partido que no quería a los Bolena.


Thomas Cromwell, el mismo que había ayudado a Enrique a idear cómo deshacerse de Catalina de Aragón, concibe un plan para deshacerse también de Ana. Le cuenta al rey que Ana tiene romances con su músico, Smeaton, sus amigos e inclusive con su propio hermano, George. A su músico lo torturan y confiesa tener amoríos con la reina. Jane, su cuñada y esposa de George, apoya todas las acusaciones por celos y llevan a juicio a Ana, reina de Inglaterra. Su padre, hombre ambicioso y muy cruel, no sólo le indicó que debía obedecer en todo al rey, sino que la abandonó e inclusive declaró contra ella en el juicio.

El 2 de mayo de 1536 es detenida y conducida a la Torre de Londres, y en su juicio es declarada culpable de adulterio, incesto, herejía, traición y actos contra el rey; no había otra opción, el rey ya no la quería, ahora tendría una nueva reina y nunca quiso escucharla. La mandó a la Torre de Londres y le arrebató a Isabel, nombrándola bastarda (17 mayo 1536).

Ana le envió una carta a Enrique pidiéndole piedad aún antes de la ejecución, la cual fue interceptada por Cromwell y destruida. Ana, como toda una reina, como siempre había sido, altiva y con una gran dignidad, se presentó el día de su ejecución con el cabello levantado y demostrando una gran entereza.

Fue ejecutada en la Torre de Londres con una espada, por un verdugo francés, ambos especialmente traídos de Calais para su muerte, el 19 de mayo de 1536, antes de ello sus últimas palabras fueron para su verdugo: "No te daré mucho trabajo, tengo el cuello muy fino". Fue sepultada en la cercana capilla de San-Pedro-ad-Vincula, en la Torre.